Noviembre 19, 2020 | Business Strategy
by José A. Miranda, Luz María Ávila
La tecnología permite a las compañías incrementar la eficiencia; los datos, cambiar el modelo de negocio.
La transformación tecnológica tiene un impacto sobre la mejora de la eficiencia; pero aquellas compañías que no vean el proceso como un generador de datos, tendrán limitado su potencial de crecimiento.
Durante los últimos doce meses, cuando nos encontramos elaborando una estrategia de negocio para un cliente, y le preguntamos con detalle quién conforma su competencia, generalmente, los directivos suelen nombrar a aquellas compañías que hacen lo mismo que ellos, de la misma manera.
Sin duda, la llegada de la tecnología a las compañías genera importantes cambios en la forma en la que se hacen las cosas, destacando, entre otros:
Incremento de la eficiencia operativa. El impacto relativamente rápido y tangible que tiene sobre la estandarización de los procesos provoca notables incrementos de la eficiencia operativa y de la productividad de los empleados.
Creación de entornos seguros de información. Mejora los procesos de comunicación, tanto internos entre los empleados, como externos con clientes y proveedores, generando entornos seguros en la gestión de información.
Apertura hacia nuevas empresas. El entendimiento sobre el impacto de la tecnología provoca una mayor apertura a colaborar con otras empresas, generando también un efecto sobre la cultura y las relaciones dentro de la compañía.
Por lo tanto, los beneficios que aporta la implementación de la tecnología son de un enorme valor para la sostenibilidad de la compañía.
Pero si hay uno que genera un cambio diferencial dentro de la organización, en muchas ocasiones poco tangible, es el de la generación continua de datos, esto a su vez permite crear enormes bases de datos, las cuales, bien gestionadas y analizadas, son el pilar para detectar nuevas oportunidades de negocio. Porque esas bases contienen, entre otra cosas, información de los clientes o de aquellos clientes potenciales que tienen algún tipo de interés en la empresa.
Una vez que las compañías comienzan a incrementar el volumen de registros y enriquecer la calidad de las bases de datos con el comportamiento y las transacciones de los clientes, el rol de la tecnología cambia de ser un puro factor de reducción de costes e incremento de eficiencia, a convertirse en un pilar clave en la elaboración de la estrategia de la organización, incrementando su importancia dentro de la jerarquía de la organización.
Ese es el momento que determina que una compañía ha conseguido dar el paso más importante de la transformación tecnológica: Datalización, es decir, el aprovechamiento de los datos para expandir el negocio.
Tener como referencia a los competidores tradicionales, expone la limitación propia de entender las vías potenciales estratégicas de crecimiento del negocio, lo que pone en riesgo la sostenibilidad del negocio a medio y largo plazo.
Nuevos productos, nuevos servicios y nuevas categorías o industrias comienzan a formar parte del proceso estratégico de crecimiento, ya que el hecho de poner en valor la información que tienen dentro de su organización, les permite identificar nuevas necesidades de sus clientes de una forma más sencilla y rápida, por lo que la reacción a sus demandas será más ágil y precisa. Porque si su empresa no lo hace, otra lo hará.
La innovación a través de alianzas con terceros, joint ventures o desarrollo de centros de innovación operativos entre varias compañías comienzan a ser figuras de colaboración con mayor recorrido que tratan de abordar las nuevas demandas del mercado, limitando el riesgo que supone adentrarse en nuevos espacios de crecimiento.
Esa es la oportunidad que las grandes compañías tecnológicas comenzaron a aprovechar desde hace años, agitando y rompiendo la cadena de valor de las diferentes industrias y cambiando para siempre la forma de generar ingresos y captar nuevos clientes.
La competencia de la banca tradicional, en cualquier parte del mundo, ya no es la misma banca tradicional; son las grandes compañías tecnológicas, las Fintech que se aprovechan de la lentitud de los movimientos de la banca tradicional, y otras corporaciones que tienen una gran escala de clientes y capacidad para financiarlos.
Las compañías de energía, además de electricidad o gas, comenzaron a vender bombillas más eficientes, paneles solares o seguros, permitiendo reforzar la lealtad de sus clientes a través del entendimiento de sus necesidades.
Nunca como ahora, los medios tradicionales contactaron con un mayor número de personas; sin embargo, cada año que pasa ven como sus cuentas de resultados se erosionan de manera recurrente.
La industria publicitaria sufre el impacto de los grandes players tecnológicos, quienes aprovechan su enorme escala de usuarios que tienen en sus bases de datos para dirigirse directamente a ellos, sin intermediarios.
La movilidad urbana sufrió un cambio radical cuando pedir un servicio de taxi desde un smartphone se hizo en dos sencillos pasos; y, además, aprovecharon el desarrollo de su tecnología y sus bases de datos para ofrecer otros servicios a sus clientes como entrega de comida o regalos.
La transformación tecnológica no es solo implementar tecnología para ahorrar costes; se trata de generar datos y ponerlos al servicio de la estrategia de negocio de la organización. Es entonces cuando entenderá que sus competidores ya no son aquellos que hacen lo mismo y de la misma forma que su compañía.
José A. Miranda es Managing Partner en Naawa, Luz María Ávila es Marketing Solutions Partner en Naawa.
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